Uno de los objetivos de la Mancomunitat de Catalunya fue el conocimiento del territorio de Cataluña. El impulso de la industrialización –con proyectos que iban desde los Pirineos hasta el Delta del Ebro- y el ansia de descubrir el país, que la Renaixença impulsó, tropezaron con la falta de una cartografía de base científica y actualizada.

De aquí que, en 1914, la Diputación de Barcelona, en el marco de la Mancomunitat y con la supervisión científica del Institut d’Estudis Catalans, organizara un Servicio Geográfico y un Servicio Geológico para la publicación de un mapa de Cataluña a escala 1:100.000 en sus versiones geográfica, geológica y agronómica. Un mapa que debía tener un doble uso: como herramienta de trabajo y como símbolo de país.

La supresión de la Mancomunitat llegó cuando la publicación del mapa acababa de empezar y sólo se habían publicado algunas hojas. A pesar de ello, el proyecto –la versión geográfica pero no las versiones geológica y agronómica- tuvo continuidad y se mantuvo vivo durante la etapa primoriverista, y experimentó posteriormente un nuevo impulso en tiempos de la Generalitat republicana, pero desapareció bajo la dictadura franquista. El mapa quedó inacabado y del total de 42 hojas de la serie, sólo se acabaron publicando 11 de la versión geográfica y 5 de la versión geológica. Pero, en cambio, el Servei Cartogràfic, pasando por diversas etapas, continuó hasta nuestros días.

Este libro conmemora el centenario del inicio de los servicios geográfico y geológico de la Mancomunitat de Catalunya y explica cómo han llegado hasta el Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya, la institución heredera de aquellos servicios pioneros.

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