Cuando se produce un sismo, el comportamiento del suelo puede ser muy diferente en función de las características geomecánicas de los materiales que lo forman. En aquellos casos en que el suelo está compuesto de materiales blandos y/o poco consolidados pueden producirse amplificaciones de las ondas sísmicas, produciendo daños en edificios incluso en zonas muy alejadas del epicentro. También se han observado incrementos de la amplitud y duración del movimiento del suelo cuando las ondas sísmicas se propagan por determinadas geometrías del subsuelo o en relieves topográficos. En la mayoría de terremotos destructivos de los últimos años (Michoacán 1985 -México-, Loma Prieta 1989 -California, Estados Unidos-, Kobe 1995 -Japón-, Izmit 1999 -Turquía-, Aquila 2009 -Italia-, El Maule 2010 -Chile- y Tohoku 2011 -Japón-) se ha podido comprobar la importancia de la amplificación del movimiento sísmico por causa de los efectos del suelo en la distribución de los daños. Debe tenerse en cuenta este fenómeno de amplificación en la planificación territorial, en el diseño antisísmico de estructuras (normas de construcción sismoresistente) y también en la evaluación de la seguridad sísmica de edificios ya construidos.
El Mapa de mesozonación sísmica de Cataluña a escala 1:250.000 presenta la amplificación sísmica en función del terreno para todo el territorio.
La leyenda del mapa se basa en una clasificación del terreno (de A a E) inspirada en la normativa europea de construcción sismoresistente, llamada Eurocódigo 8 (CEN, 2004). La clasificación de los suelos en la mesozonación sísmica de Cataluña tiene en cuenta la resistencia del terreno superficial, su grueso y el contraste con la resistencia del terreno subyacente, factores que permiten estimar los efectos de amplificación de las ondas sísmicas. En el reverso del mapa se describe su proceso de realización, con indicaciones de cuáles son las características mecánicas de cada clase de terreno y los diferentes grosores considerados. Se muestra también la caracterización de la amplificación sísmica de cada clase de suelo, tanto en térmicos de grados de intensidad macrosísmica como de espectros de respuesta en aceleración utilizados en el cálculo de estructuras.